La geometría de la naturaleza
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Las formas geométricas, tales como, triángulos, cuadrados, polígonos regulares, cubos o espirales se pueden identificar claramente a nuestro alrededor, sobre todo en la naturaleza.
Rectas, curvas, ángulos, cubos, esferas y demás figuras geométricas forman parte del paisaje urbano y natural. Aunque las matemáticas y sus leyes universales están en la naturaleza, en las calles, en el parque, en las sombras, en el fondo del mar y allá donde se fija la mirada, sin embargo, existen muchos seres humanos encasillados en la vida urbana que no logran percibirla. La mayor parte de las veces, solamente la fotografía es capaz de captar y comunicar eficazmente la belleza geométrica de la naturaleza.
En la naturaleza existen abundantes ejemplos de formas pertenecientes a la geometría euclidiana clásica, tales como hexágonos, cubos, tetraedros, cuadrados, triángulos, etc.; pero su vasta diversidad también produce objetos que eluden la descripción euclidiana. En esos casos los fractales proporcionan un mejor medio de explicación. La geometría euclidiana es muy útil para la descripción de objetos tales como cristales o colmenas, pero no se encuentra en ella elementos que sean capaces de describir las palomitas de maíz, la corteza de un árbol, las nubes, ciertas raíces o las líneas costeras. Los fractales permiten modelar, por ejemplo, objetos tales como una hoja de helecho o un copo de nieve.
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